Description
Un tejido de sorpresas y otras cosas más
Sobre el libro Que decida la suerte de Norberto Flores
Por Cristina Arreola Márquez
Si la característica del cuento es la sorpresa, Norberto Flores lo sostiene y sabe emplearlo en todos los textos que componen Que decida la suerte. Con finales alternativos, irreverentes y una constante irónica, la marca narrativa de este autor sin duda creará intriga en el lector a la espera de sus próximas publicaciones.
Los temas de Que decida la suerte, que a simple vista podrían parecer variados entre sí, en realidad responden a una suerte de conducción temática que van guiando al lector por factores que tejen uniones en todo el contenido.
El libro abre con narraciones de temática erótica pero que llevan implícita la denuncia social hacia las instituciones religiosas, la prostitución, la violencia; también aprovecha el erotismo para denunciar la corrupción que ocurre dentro de las áreas laborales y las perversiones humanas, que van desde el voyeur hasta la violación y canibalismo.
“Apagó la luz. Lo acostó sobre la cama. Luego se montó en él e introdujo la dureza del sacerdote en el universo bíblico de su cuerpo moreno” (p.12)
Este conjunto de violencias sexuales nos abren la ventana a escenas de asesinato, el suspenso previo a la muerte, los asesinos a sueldo e incluso a los vicios humanos a los que es capaz de conducir el dinero fácil.
“–¿Todo bien, señor?
¿Cómo iba a estar todo bien? Si le acababan de arrebatar la muerte” (p.23).
El suspenso en los textos siguientes se vuelve más denso, con situaciones de exabrupto en combinación con fuerzas misteriosas que involucran espectros, magia negra, lo desconocido, lo tenebroso, las pesadillas, el testificar la muerte propia; y temores colectivos, como a la figura del payaso en Halloween o la típica casa abandonada en la que todos los vecinos depositan su sospecha de fantasmas.
–La sombra, el demonio, o lo que haya sido, lo tenía colgado y él me miraba con sus ojos de pajarito y me decía: “Amá, ¿ahora me cree? ¿Ahora me cree?” (p.28).
En “La libreta” se recuerda un poco al discurso arreolino en cuentos como “El guardagujas” o “Un pacto con el diablo” con la idea del viaje como alegoría a la búsqueda de la existencia y, la presencia de agentes externos a lo real para mostrar el fin del sujeto en cuestión a menos que se elija realizar la firma de algún contrato. ¿De qué manera se podrá librar –o no– el personaje de este viaje hacia la muerte?
“y abrí la libreta. Contenía una lista de nombres; “Muertos”, era el título. Los leí. Al final encontré uno conocido: el mío” (p.45).
Luego de esto, el autor tiene a bien presentar un último tipo de denuncia social, más cercano a la cotidianidad, con el descontento constante hacia la profesión que debido a la realidad de un país como el nuestro, no llegó a explotarse en la forma que se tenía previsto. En estas últimas páginas hay descontento, frustración y falta de reconocimiento.
“Le faltaban tres pesos para la pesera. Sería su tercera falta: suspensión directa, según el reglamento de la maquiladora. Ya veía la jeta de la vieja malcogida de recursos humanos, leyéndole la cartilla con una sonrisota” (p.55).
Para cerrar, se nos presenta el cuento que da título al libro “Que decida la suerte”, en donde sin duda el lector encontrará un discurso que devela los gustos y hasta la poética del autor en cuanto al proceso creativo.
“Esto haremos. Anotaré lo que me gusta de cada uno. Al terminar, compararé las listas y quien tenga más palabras en ellas, será el ganador. Será un duelo conducido por sus libros. Solo que en este combate no habrá un cadáver –dio otro sorbo y concluyó–: el perdedor será segundo”. (pp.57-58).