Arturo R. Orozco Padilla
Escribir es una actividad personal, íntima, que se convirtió en un compromiso vital del que no habrá forma de renunciar, pues no dejaré de hacerlo nunca; empecé en la adolescencia, cuando me pidieron un poema como tarea escolar; descubrí que sí me gustaba escribir por lo que, a partir de entonces, decidí hacerlo con las limitadas premisas que supuse se necesitan para hacer un poema, un cuento, una novela, una obra de teatro; cuando entré a la universidad, no entendí cuál sería la mejor opción para desarrollar esta actividad; decidí por una carrera creativa, que no tenía mucho qué ver con la literatura; pero eso me permitió tener bases de diseño para construir una obra compleja, un proyecto que estuviera enfocado en las letras, las emociones, la secuencia de eventos que desembocan en una conclusión; mis conocimientos sobre cómo hacer literatura fueron autodidactas, es decir, tuve que estudiar cómo hacer literatura de acuerdo con lo que pensé me serviría en cada proyecto; utilicé el camino más complicado, pero lo hice con disciplina, con perseverancia, con obsesión, con un ingrediente de pasión; llevo más de treinta años escribiendo proyectos literarios en diferentes géneros; narro mis experiencias personales, profesionales; también explico mis ideas en ficciones, me pongo los zapatos de personajes con los que podría identificarme; me asomo a una ventana imaginaria para ver las posibilidades que hay del otro lado; para ver mis emociones, para reír de mis equivocaciones, para cuestionar lo que no pude sustentar cuando me preguntaron, cuando debí asumir una postura.